Cuando uno piensa en Marruecos, normalmente las imágenes que vienen a su mente son las de bulliciosas ciudades con sus zocos y mercados, desiertos y camellos, y casi nunca pensamos en nieve y temperaturas bajo cero, pero ese es un Marruecos que también existe, ya que es un país bastante más montañoso de lo que imaginamos.
Marruecos cuenta con cuatro cordilleras: el Rif, el Atlas Medio, el Gran Atlas y el Antiatlas.
La montaña más alta es el Tubkal, Toubkal, o Ebe Toubkal, que alcanza los 4.167 metros de altitud, y hacia allí nos dirigiamos, concretamente al bucólico pueblo de Imlil, a 1.700 metros de altitud, que sirve de punto de partida a la expediciones al Toubkal.
Se trataba de descansar y prepararnos para los dos dias siguientes que iban a ser algo duros.
Este pequeño pueblo se ha convertido en el centro neuralgico de la industria del senderismo.
En sus calles, repletas de tiendas de recuerdos, no es dificil contratar un equipo humano que te ayude en la larga travesia (guias acreditados, mulas que cargaran con el equipo y cocineros solventes)
Solo se trata de dar con el equipo adecuado para lo que necesitas y pactar un buen precio.
El rio Assif n´Ait Mizane a su paso por Imlil.
Jordi y Carlos en el Alberge Mzik regentado por Brahim Ben Mohamed donde estuvimos alojados y donde nos encontramos realmente a gusto disfrutando de su hospitalidad.
http://www.auberge-imlil.com/