7 de marzo de 2014

Combarro ( Pontevedra )

Aproximadamente a unos seis kilómetros de la ciudad de Pontevedra, en dirección a O Grove, aparece el pueblo de Combarro, uno de los enclaves más pintorescos y originales de toda la región de las Rías Baixas. Todos aquéllos que han oído hablar de este lugar lo relacionan inmediatamente con una de las construcciones más tradicionales de Galicia: el hórreo.




Considerados una de las manifestaciones más genuinas de la arquitectura popular gallega, los cruceiros poseen un carácter simbólico  sagrado y una función protectora. Situados con frecuencia en las encrucijadas, se cree que su función principal fue la de cristianizar lugares de culto paganos. Por eso la cultura popular los vincula con espacios mágicos en los que se celebraban reuniones con meigas, brujas o animas.

Combarro no es ajeno a la magia de estos símbolos y en su casco antiguo se levantan siete cruceiros. Todos ellos representan la crucifixión de Cristo en su anverso, que mira a la tierra, y en la figura de la Virgen en el reverso, que mira al mar.

La primera función de los hórreos es la de servir de almacén para secar guardar y conservar el maíz, las patatas, incluso jamón y pescado. Por eso se construyen sobre columnas de cierta altura para apartarlos del suelo y evitar que entre la humedad o los ratones.
Aunque actualmente la madera y la piedra son los materiales mas frecuentes en estas construcciones, originariamente las paredes eran de cañas trenzadas y el tejado de paja. De ahí el nombre de "palleiras" que reciben en Combarro.
Al estar en primera línea de playa, si la marea esta alta será imposible cruzar a su lado hasta el muelle pero, como contrapartida, se obtiene una magnifica vista de estos hórreos, que parecen flotar sobre el agua.

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